Todos los días López Obrador se reúne a las seis de la mañana con su gabinete de seguridad. Dados los resultados, lo mejor sería que se quedara en su cama y dejara de estorbar.
Durante el sexenio de Fox fueron asesinadas 60 mil 162 personas; en el de Calderón, 121 mil 613; en el de Peña Nieto, 157 mil 158. Faltando casi un año para que termine su gestión, bajo el gobierno de López Obrador han muerto 168 mil mexicanos. La estrategia de seguridad ha sido un rotundo fracaso.
¿En qué consiste la estrategia humanista de López Obrador? En abrazar al crimen organizado, en mostrar su admiración por dictadores y en proclamar su “neutralidad” ante los terroristas. Si el presidente admira, o por lo menos tolera, a criminales, dictadores y terroristas, ¿qué podemos esperar los mexicanos? Los números son claros: 168 mil muertos, 40 mil desaparecidos. El que no quiera verlo, que no lo vea. El que no quiera entenderlo, que no lo entienda. Pero así es. A eso debemos oponernos.
En cinco ocasiones ha visitado el presidente Badiraguato, tierra del narco. El gobierno les construyó una carretera para facilitar el transporte de lo que producen. Luego de la extradición de Ovidio Guzmán, el presidente anunció una nueva visita, para ofrecer explicaciones. Así parece entenderlo el Cártel de Sinaloa, que se ha encargado de la seguridad del presidente en cada una de sus visitas. A través de narcomantas ha expresado que apoya la estrategia gubernamental de combate al fentanilo y que combatirá a quien lo produzca. El gobierno y el poderoso Cártel unidos en esta lucha. Cosas que sólo pasan en México.
Poco después de que el régimen cubano reprimiera brutalmente a un grupo de activistas que pedían democracia y de que enviara a prisión a más de mil de ellos, López Obrador invitó al dictador cubano a pronunciar un discurso en plena ceremonia del día de la Independencia. Como si ese gesto no bastara, el presidente condecoró a Díaz-Canel con el Águila Azteca. Lo condecoró por sus Altos Servicios Prestados a la Represión del Pueblo. Nunca ha escondido el presidente su admiración y su respeto por Donald Trump, a pesar de que éste ha anunciado su intención de lanzar misiles a México, de que construyó un muro en la frontera y de que nos chantajeó con la imposición de arbitrarios aranceles. Idéntica admiración, aunque más contenida, tiene por el autócrata Vladímir Putin. Por eso es que México es el país del mundo que más alberga agentes rusos en su territorio. Ha evitado pronunciarse en contra de la invasión rusa a Ucrania, así como se negó a condenar el feroz ataque de Hamás a Israel.
El 7 de octubre pasado las fuerzas terroristas de Hamás lanzaron un sorpresivo ataque a Israel que provocó más de mil 200 muertos. Israel prepara en estos días una implacable contraofensiva para frenar el terror. En México el crimen organizado es el responsable de 168 mil muertes. El gobierno se ha mostrado tolerante con los asesinos. El 98 por ciento de los crímenes quedarán sin castigo. A los criminales, abrazos.
Israel hará todo lo que esté a su alcance para proteger a su población. López Obrador, en cambio, ha dejado a los mexicanos a su suerte. Prefiere los pactos bajo la mesa. Atender las causas, dice, estrategia consistente en el reparto de dinero para cosechar votos. El crimen organizado ha sido y será un actor relevante en las elecciones de 2024.
En otros lugares del mundo se combate a los terroristas. Aquí se pacta con ellos para que apoyen a Morena en las elecciones y para que combatan junto al gobierno el tráfico de fentanilo. Aquí toleramos el terror. Aquí pactamos con los asesinos.
Con los terroristas no se pacta ni se negocia, se les combate. ¿Puede calificarse de terroristas a los miembros del crimen organizado? Lanzan bombas, acribillan civiles, cientos de menores de edad han sido asesinados, torturan, secuestran, violan, extorsionan, tienen bajo su control una extensa porción del territorio nacional, cortan cabezas, desuellan vivas a sus víctimas, obligan a jóvenes a matar a palos a sus amigos, esclavizan a muchachos para que recojan la siembra de enervantes, han dejado huérfanos a decenas de miles de niños.
¿Qué debemos hacer frente al terrorismo? ¿Seguirlo tolerando como lo ha hecho este gobierno? Debemos combatirlo con todo el peso del Estado. Aliarnos con quien quiera apoyarnos en esta tarea. La soberanía importa menos que las vidas perdidas.
El auténtico humanismo consiste en salvaguardar las vidas humanas. Es el primer deber de todo Estado.
López Obrador ha dicho que quiere la paz. Pero ha militarizado al país. Ha prostituido la misión de la CNDH. Las masacres no dejan de sucederse.
168 mil muertos y contando. Probablemente, la cifra ascienda a los 200 mil al final del sexenio. Sumados a los 800 mil muertos por Covid, dan la pavorosa cifra de un millón de muertos. Esa es la herencia humanista de López Obrador. Un reguero de sangre. Abrazos a los asesinos. Un país con un millón de muertos.