El feminicidio es un terrible fenómeno de proporción mundial. El informe Asesinatos de mujeres y niñas por razones de género (femicidio/feminicidio), de 2023, de ONU Mujeres y la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y Delito, refiere que en el mundo más de 133 mujeres y niñas fueron asesinadas cada día, por un familiar o su pareja, durante 2022.
Allí también se indica que poco menos de 89 mil mujeres y niñas fueron asesinadas de manera intencional ese mismo año. Del total de feminicidios, 48,800 fueron cometidos por familiares (hermanos, tíos, madres o padres) de las víctimas, lo cual representa un 53 por ciento.
ONU Mujeres indicó que en el periodo 2009-2015 los feminicidios cometidos por las parejas de las víctimas, exparejas o por un integrante de la familia se incrementaron en 99 países (anteriormente eran 74).
Asimismo, el documento destaca que algunos de los factores que desatan los asesinatos de mujeres y niñas por razones de género tienen que ver con los derechos y privilegios de los hombres sobre las mujeres, las normas sociales, la necesidad de hacer prevalecer los roles de género impuestos o incluso castigar un comportamiento.
En México se han realizado esfuerzos para abatir este atroz y reprobable fenómeno.
La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, de 2007, tiene el propósito de prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres. Su artículo 20 Bis indica que “La violencia política contra las mujeres en razón de género es toda acción u omisión, incluida la tolerancia, basada en elementos de género y ejercida dentro de la esfera pública o privada […]”.
En 2023 fue aprobada la ley conocida como “3 de 3”, la cual prohíbe a personas acusadas de violencia familiar, agresión sexual y a deudores alimenticios ejercer algún cargo de elección popular.
A lo anterior hay que sumar diversos instrumentos internacionales, de los que nuestro país es parte, para combatir la discriminación y violencia contra las mujeres. Entre ellos está la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), en la cual se alienta a los Estados a llevar a cabo todas las medidas necesarias para eliminar la discriminación y avanzar hacia la igualdad de las mujeres; también, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará), que estableció por primera vez el derecho de las mujeres a vivir una vida libre de violencia.
Asimismo, de acuerdo con el Gobierno de México, al comparar datos de 2018 y octubre de 2023, se observa una disminución del 35.6 por ciento de los feminicidios en el país, debido a que se abren las carpetas de investigación, se investiga, se llega a los responsables y se ejecutan las ordenes de aprehensión.
Por otra parte, datos de la más reciente Encuesta Nacional de Victimización y Precepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE 2023), del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, revelan que la percepción de seguridad en las mujeres es el más elevado desde 2013, ya que el 56 por ciento de ellas se sienten seguras en su comunidad o colonia.
Además, se han fortalecido los Centros de Justicia para las Mujeres; se abrieron para mujeres víctimas de violencia nuevos refugios y centros de atención externa, y desde marzo pasado se implementó la Estrategia Integral contra la Violencia hacia las Mujeres y las Niñas en los 15 municipios con mayor incidencia de delitos de género.
Vale la pena señalar que el presupuesto federal para prevenir y erradicar la violencia de género durante esta administración aumentó en más del 47 por ciento con respecto a gobiernos anteriores.
Sin duda, el fenómeno de los feminicidios es una tarea pendiente que a todas y a todos nos indigna, pero que también nos convoca. Por ello, la lucha para combatirlo debe ser permanente; no lo olvidemos.
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