Monday, October 7, 2024

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Justin Kauflin, Así fue la presentación del pianista en el Cervantino

Esta noche, las manos de Justin Kauflin saltan veloces entre los sostenidos y bemoles de las teclas. Para esta pieza, en el escenario solo están él y su piano; sus compañeros de ensamble, Jimmy MacBride (batería) y Evan Gregor (contrabajo), toman un respiro.

El Teatro Juárez, con todas sus butacas llenas, contiene el aliento para escuchar al prodigio de jazz originario del poblado de Silver Spring, Maryland, que llegó a Guanajuato como uno de los actos estelares de la edición 51 del Festival Internacional Cervantino (FIC).

El músico de 37 años salió a escena agarrado de la espalda de uno de sus compañeros – perdió la vista siendo un adolescente, a los 11 años – pocos minutos después de las 21 horas y de inmediato recibió una ovación, que correspondió con una sonrisa y un mensaje de agradecimiento bastante risueño.

Su set, nutrido de clásicos como Day in the life, de The Beatles; No more blues, de Antônio Carlos Jobim; y You do something to me, de Cole Porter. Además de composiciones propias como Exodus, Candy y The blues.

Foto: Ariel Ojeda
Foto: Ariel Ojeda

Foto: Ariel Ojeda
Foto: Ariel Ojeda

Foto: Ariel Ojeda
Foto: Ariel Ojeda

Y la gente expectante mientras el trío suena, pero fervorosa en aplausos, silbidos y gritos cuando, entre piezas, hay oportunidad del afecto a un artista que agotó en días previos los boletos para el recinto que data de finales del siglo XIX.

Escénica y musicalmente, Justin evidencia que las enseñanzas de Liz Barnes, John Toomey, Mulgrew Miller y Harold Mabern, sus maestros en la etapa formativa, fueron efectivas. Pero, sobre todo, da a notar la razón por la que el histórico trompetista Clark Terry (1920-2015) lo adoptó como pupilo (relación que se puede atestiguar en el documental Keep On Keepin’ On).

Recorriendo el piano, “artista y narrador sonoro verdaderamente único”, como le describió el productor y ganador del Grammy Derrick Hodge, genera una atmosfera hipnótica, pero no por ello sobria, donde las crestas sonoras energizan y los valles rítmicos promueven catarsis. 

Además, Justin se dirige a la gente con una camaradería que provoca respuestas y risas. Y reitera su agradecimiento por su primera vez en Guanajuato y presume el talento de los músicos que lo acompañan.

Foto: Ariel Ojeda
Foto: Ariel Ojeda

Foto: Ariel Ojeda
Foto: Ariel Ojeda

Foto: Ariel Ojeda
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